Retrocedemos unos cinco años ( un abismo ) para recordar el primer disco de esta banda de chicago , donde contaron con la infalibilidad de Jim Diamond como productor (White Stripes, Dirtbombs, Mooney Suzuki...) y optaban por la equidistancia entre la ortodoxia garajera con el acento situado en los pedales de fuzz y el sonido del órgano Farfisa , el permanente guiño a la escuela Sonics-Stooges y el retorno a los mejores capítulos de la discografía de Jesus & Mary Chain y la Velvet.
Una fórmula que les sirvió para situarse en pleno carril de aceleración hacia la primera línea del punk-rock mundial.
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