sábado, 3 de enero de 2009

GIANI STUPARICH . LA ISLA .(2008)

Dice Claudio Magris en el posfacio de “La isla” que es un «relato admirable de vida y de muerte, no conjurada sino mirada sin piedad cara a cara y resumida épicamente en el fluir de la vida». Pasando por alto la literatura de semejante afirmación, sí hay que admitir que Giani Stuparich pone al lector frente a una situación terrible, aunque atenuada por la humanidad de los personajes.
“La isla” narra una historia bien sencilla: un hombre entrado en años y aquejado de un cáncer terminal pide a su hijo que le acompañe a la isla del Adriático que le vio nacer; en ese ambiente reducido, de gentes sencillas que se enfrentan al mar desde tiempos inmemoriales, el segundo asiste a la decadencia insoslayable del primero sin poder hacer nada para evitarle sufrimientos.
La historia se narra de forma alterna desde el punto de vista del padre y del hijo, y el gran acierto reside en ese intercambio de miradas, en la posibilidad para el lector de asimilar una misma experiencia desde dos puntos de vista tan diferentes

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